domingo, 31 de diciembre de 2017

No te salves

Nunca he sido yo muy de hacer balances al final de año, quizá porque no concibo el tiempo de una forma completamente lineal, pero este ha sido un año de muchos cambios, largo e intenso. Haciendo balance desde fuera (incluso desde dentro) podría parecer un año regular; acaba el año y no logro ni acercarme a esa sensación de equilibrio que tanto anhelo.
No he terminado mi poemario (ya van seis años desde que lo empecé), no he conseguido cerrar esa herida que es más vieja aún que mi poemario, he hecho daño que podía haber evitado a personas a las que aprecio, no he tenido ninguna experiencia lisérgica clarificadora o sanadora, no he logrado ahogar a mi EGO, he tenido menos sexo del que he necesitado, se me ha instalado un dolor crónico y me he hecho mayor así de repente algún día del 2017.
Desde luego no puede decirse que sea un gran año, sin embargo, he aprendido a gestionar algo mejor la frustración, a guardar el látigo cuando meto la pata para tratar de no volver a cometer el mismo error en lugar de hundirme en las arenas movedizas de la culpabilidad, he aprendido a detectar lo que quiero, a pedirlo y salir a buscarlo, si no me lo dan. He conseguido no dejarme arrastrar por los deseos de los demás, verme con simpatía, condescendencia y me he reído de mí misma en este año más que de nadie en toda mi vida. 
Pero sobre todo, he decidido no salvarme en este año ni en los que vendrán.



No hay comentarios:

Publicar un comentario