miércoles, 9 de septiembre de 2020

Debut. Cuadernos y canciones

Hace más de veinte años que sigo a Christina Rosenvinge; fue Sibisse la que me descubrió que era mucho más que esa chica mona que se hizo famosa por cantar "hago chas y aparezco a tu lado". Sus letras aparentemente banales estaban cargadas de poesía (escribo esto y me vienen a la cabeza esos versos de Gabriel Celaya "la poesía es un arma cargada de futuro"). Y cuanto más escuchaba sus canciones, más cerca de ella me sentía. Con el tiempo descubrí que teníamos un gusto bastante parecido para los hombres, muy a nuestro pesar probablemente.

No soy muy dada a los cotilleos ni a los temas del corazón, pero reconozco que leí el libro con cierta curiosidad sobre la historia de Nacho y Christina, aunque sólo se toca el tema de pasada. En el fondo me gusta mucho la discreción y respeto con que trata el asunto, aunque no negaré que admirando como admiro a ambos y con lo mitómana que soy, me quedé con ganas de saber un poco más, pero no creo que sea la parte más interesante del libro. Al igual que no creo que "Verano fatal" sea uno de los mejores discos de ninguno de los dos, pero pienso que la complicidad y afecto que hay entre ambos está muy presente en todas las canciones y es un disco al que le tengo cariño. En contrapartida, destacaría del libro los pasajes sobre su estancia en Nueva York, su sutil forma de hablar de lo que supone ser madre y artista, su forma de entender y practicar (frente a teorizar sobre) el feminismo.  

En una entrevista, antes de que el libro fuera publicado comentó que el libro arrancaba con un prólogo sobre las diferencias en el método y proceso a la hora de escribir canciones y de poemas. Finalmente ese prólogo se ha convertido en un epílogo y me parece una decisión acertada porque es la parte más técnica y seguramente muchas personas no habrían pasado de ahí. A mí, en cambio, como poeta amateur (no os olvidéis "Se dice poeta"), me ha encantado y me ha descubierto algunas cosas que desconocía por completo.

Mientras leía "Debut", en todo momento me he sentido acompañada y yo, mejor que nadie, sé que ese milagro es menos común de lo que desearía, aunque no deja de ser el motor final por el que consumimos arte en cualquiera de sus vertientes. Esto me hace pensar con una sonrisa en ese párrafo en el que dice "Lo siento por vosotros poetas, novelistas, cineastas, pintores y artistas varios. Ninguno estáis presentes en el momento preciso en el que las personas se conocen, se miran a los ojos, o se descubren a sí mismas, no estáis en sus viajes cuando se sienten solas o cuando se hermanan con otros, cuando bailan o hacen el amor en la playa, cuando echan de menos algo o a alguien; nosotros sí. Estamos ahí, a su lado, todo el tiempo. Ninguna forma de arte penetra tan profundamente como la música." Pese a no estar de acuerdo del todo, quizá para mí el matiz reside en que la música es la forma de arte que más te une a los demás, que mejor despierta el sentimiento de comunión, digamos que es la forma artística menos onanista, pero yo desde siempre he sido una onanista cinematográfica (entre otros muchos onanismos). 

Me he sentido tan acompañada, que al acabar el libro no podía quitarme la sensación de que si conociera a Christina en algún momento, nos haríamos grandes amigas. Supongo que a eso se refiere cuando escribe "La voz que te emociona es la sabe expresar eso que tú llevas dentro".